Vivimos en una sociedad caracterizada por el crecimiento exponencial del sector servicios. Muchos de estos servicios están relacionados directamente con la comunicación en sus tres vertientes: entretenimiento, información y formación.
El cine es una de las estrellas de esta situación. Basta pensar en el auge de las televisiones públicas y privadas, estatales y autonómicas, en el desarrollo de las televisiones locales y por cable, en las plataformas digitales, en el incremento del empleo del vídeo en el hogar, en las instituciones, en la enseñanza, en la publicidad, en la industria... Pensemos en la cada vez más prestigiosa industria cinematográfica y en las aplicaciones espectaculares de los medios audiovisuales en la realización de nuevos productos multimedia.
De este panorama se deduce la necesidad de producir programas para alimentar a la industria audiovisual que tiene una impresionante necesidad de producción
Para producir estos programas se precisan multitud de profesionales especializados en todos los ámbitos que constituyen el universo audiovisual
Estos profesionales deben adaptarse, además, a una industria que experimenta cambios tecnológicos constantes. Los programas de formación deben reflejar también el esfuerzo por responder a las continuas innovaciones en el orden expresivo, productivo y tecnológico. Las estructuras de formación audiovisual en la mayoría de los países no están preparadas para afrontar el reto. Los estudios reglados, con gran exigencia teórica y de una extensa duración, si bien pueden ofrecer una formación adecuada, tienen el problema de la dificultad para el acceso y la necesidad de habitar en la ciudad donde se imparte. Sus plazas, además, son muy limitadas.
OBJETIVOS
1. FASES DE UNA PRODUCCIÓN
2. EL PRESUPUESTO Y EL PLAN DE RODAJE
3. PROVEEDORES