En esta ocasión homenajearemos a los mexicanos distinguidos por sus logros con el Premio Nobel. Estos premios fueron creados por Alfred Nobel, un empresario y químico sueco que desde su testamento dispuso que su patrimonio fuera destinado a financiar premios a quienes hayan conferido el mayor beneficio a la humanidad. A partir de 1901, cinco años después de fallecer, comenzaron a otorgarse.
Antes de fallecer, designó cada detalle para otorgar los premios de Química y Física, de Literatura, de Fisiología o Medicina y de la Paz; y décadas después en 1968, el Banco Central de Suecia introdujo el Premio de Ciencias Económicas con una donación a la Fundación Nobel.
Los Premios Nobel se entregan cada 10 de diciembre, debido a que en esa fecha se conmemora el aniversario luctuoso de su fundador, y la entrega se celebra en Estocolmo, capital de Suecia. Excepto el Nobel de la Paz que es el único que se entrega en Oslo, Noruega.
Estos premios, además de tener un gran valor simbólico al ofrecer un reconocimiento de talla internacional, también otorgan un apoyo económico, un diploma y una medalla que dan constancia del éxito o obtenido.
Mexicanos ganadores de Premio Nobel
En México, son únicamente tres mexicanos los que ha sido distinguidos por este premio en diferentes áreas, por parte de la Academia Sueca.
Alfonso García Robles (Nobel de la Paz en 1982)
Nacido en Zamora, Michoacán en el año 1911, y fue un reconocido diplomático galardonado en 1982 con el Premio Nobel de la Paz, es conocido como el padre del Tratado de Tlatelolco, que buscaba asegurar la prohibición de los armamentos nucleares en América Latina, interviniendo en negociaciones para dicho fin. Este fue firmado el 14 de febrero de 1967.
Estudió en la Ciudad de México en la Escuela Nacional de Jurisprudencia, después en la Universidad de París se tituló en Derecho por la Facultad de Leyes, se desempeñó en diversos cargos públicos y en 1981 fue designado como Embajador Emérito de México.
A lo largo de su vida escribió diversos libros, tales como Le Panaméricanisme et la Politique de Bon Voisinage en 1938; La Question du Pétrole au Mexique et le Droit International en 1939; Política internacional de México en 1946, entre muchos otros.
García Robles falleció el 2 de septiembre de 1991; sus más de 50 años dedicados a la política internacional, como un incansable luchador por la paz en el mundo, es el legado que dejó para toda la humanidad, y sobre todo para los mexicanos.
Octavio Paz Lozano (Nobel de Literatura en 1990)
El poeta y ensayista, nació en 1914 en la Ciudad de México, y en 1938 fue uno de los fundadores de la revista Taller, que marcó el surgimiento de una nueva generación de escritores en nuestro país. En Francia escribió el afamado libro “El laberinto de la Soledad”, un estudio fundamental sobre la identidad mexicana. Otros elementos notables de teatro y ensayo fueron Semillas para un himno y la obra de teatro, y La hija de Rappaccini, en 1954, Posdata, Marcel Duchamp o El castillo de la pureza, Ladera Este (1968), Los signos en rotación y Renga (1971).
Por su escritura apasionada y de amplios horizontes, caracterizada por la inteligencia sensorial y la integridad humanística, la Academia Sueca le otorgó hace 34 años el Premio Nobel de Literatura en el año 1990, resaltando en un comunicado que, se le otorgaría gracias su amplia perspectiva internacional, ya que publicó su primera colección de poemas en su adolescencia, y que a sus 76 años era una persona que permanecía activa como escritor y crítico.
Otros premios que gano fue el Premio Internacional Neustandt de Literatura en 1982, Princesa de Asturias de Comunicación en 1993, Premio Internacional Alonso Reyes en 1985, Premio Xavier Villaurrutia en 1956, Premio Jerusalén en 1977, por mencionar algunos. Murió el 19 de abril de 1998 en la Ciudad de México.
Mario Molina (Nobel de Química en 1995)
Mario Molina-Pasquel Henríquez, fue un ingeniero químico, científico, profesor y activista mexicano. Nació el 19 de marzo de 1943, estudió Ingeniería Química en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y cursó posgrados en la Universidad de Friburgo, Alemania, y en la Universidad de Berkeley, California, en Estados Unidos donde recibió un doctorado en Fisicoquímica; y falleció a los 77 años, el 7 de octubre del 2020.
Obtuvo el Premio Nobel de Química junto con el estadounidense Frank Sherwood Rowland y el neerlandés Paul Crutzen por haber advertido al mundo sobre el peligro del adelgazamiento de la capa de ozono que rodea la Tierra, como consecuencia de la emisión de ciertos gases industriales, los clorofluorocarburos (CFCs), publicadas en un artículo en la revista Nature en junio de 1974. El estudio fue reforzado por los trabajos de Paul Crutzen, cuyas importantes aportaciones pusieron en evidencia el agotamiento que producían estos gases al ozono estratosférico.
Gracias dichas investigaciones, la comunidad internacional detuvo el uso de los CFC, y dio pasos en la búsqueda de una solución, impulsando a establecer el Convenio de Viena para la Protección de la Capa de Ozono. Este dio lugar a la firma del Protocolo de Montreal (1987) que regula el consumo y producción de las sustancias agotadoras de la capa de ozono (SAO).