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¿Cuáles son las oposiciones más difíciles en España?

Este año las administraciones van a convocar más de 10.000 plazas de funcionario para las administraciones del Estado, comunidades autónomas y organismos locales. Se considera la mayor oferta de empleo público desde el inicio de la crisis. Por el momento, el pasado 30 de junio ya cerró el plazo de inscripción en cerca de 140 oposiciones. Sin embargo, el total de plazas ascenderá a alrededor de 300.000 personas en los próximos tres años, aunque la mayor parte de ellas van dirigidas al personal temporal que ya trabaja en los servicios públicos, lo que podría tomarse como un “engaño”, ya que los puestos podrían estar ocupados.

Pero ¿cuáles son las oposiciones más difíciles de aprobar? Según señala Excite, las oposiciones más duras son las de Abogado del Estado, Registrador de la Propiedad, Notario o aquellas que permiten acceder a los cuerpos superiores de las Administraciones Públicas y en la Administración de Justicia. Prepararse cualquiera de estas oposiciones es un trabajo arduo que lleva una media de 4 o 5 años para alcanzar una plaza.

Uno de los aspectos que hace difícil superar las oposiciones para notarías y registros consiste en el amplio temario que se tienen que preparar, que asciende a más de 300 temas, y en los numerosos textos legales extensos que tienen que estudiar como el Código Civil. Aunque el temario de los que quieran optar a una plaza de funcionario como Abogado del Estado es aún más amplio.

La dificultad del Derecho Penitenciario, el extenso temario legal y de riesgos laborales, además de los cambios continuos de legislación en este campo hacen que sea complicado conseguir una plaza en el Cuerpo Superior Jurídico de Instituciones Penitenciarias.

La complejidad de las oposiciones depende de diferentes aspectos como la escala laboral a la que se opta (desde C a A en orden ascendente), el temario, la cantidad de pruebas y el número de aspirantes.

Los aspirantes a cada una de estas escalas laborales necesitan poseer titulaciones específicas como la ESO (C2), Bachiller (C1), técnico superior (B), diplomados (A2) o graduados (A1). Los opositores que tengan menor grado de cualificación deberán realizar dos o tres exámenes mientras que aquellos con estudios superiores harán cuatro o cinco.

Además, las oposiciones del Estado requieren un nivel de exigencia superior al de las comunidades autónomas y de las administraciones locales, quienes suelen elegir más a menudo el sistema de concurso-oposición, que permite acceder con mayor facilidad a puestos temporales.

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