La llegada del invierno obliga a no descuidar la salud. Aumentar las defensas y fortalecer el sistema inmunológico del organismo son aspectos clave para hacer frente a las enfermedades típicas de este período del año, como son los resfriados o la gripe.
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Las exigencias que imprime un curso escolar, con los primeros exámenes a la vuelta de la esquina, o incorporarse de lleno a la actividad profesional requiere ingerir una cantidad adicional de proteínas, reducir grasas, hidratarse y controlar el aporte de vitaminas y nutrientes.
Aunque no hay una única receta, es importante mantener un estilo de vida saludable y esto incluye seguir una alimentación idónea, sana y variada. Las frutas y las verduras deben estar presentes en la dieta todos los días. Se recomienda tomar pescado y carne blanca varias veces por semana, recurrir a las legumbres y los cereales y a los alimentos ricos en fibra. Sobre qué alimentos escoger para incluir en esta dieta, se recomienda recurrir a los alimentos de temporada.
Las claves: hidratarse, reducir grasas y equilibrar el aporte de vitaminas y nutrientes
Las naranjas y mandarinas darán el aporte necesario en vitamina C, además de tener una acción antioxidante que ayuda a hacer frente a resfriados y la gripe. Una vez terminada la vendimia, el final del otoño y primeras semanas del invierno es la época para incluir las uvas en la dieta. También contienen vitamina C, además de vitamina E, aunque se recomienda un consumo moderado por su alto contenido en azúcar. Y por último, los higos, con potasio y calcio, y las granadas, con efecto desinfectante, depurativo y astringente.
En cuanto a las verduras, el otoño y el invierno es la época de la calabaza, la col, el apio o las espinacas. Se recomienda consumirlas cocinadas, con poco aceite, o en sopa. Los guisantes o bisaltos constituyen un gran aporte de vitamina K y C y pueden combinarse con pastas o como guarnición. Propio de los climas fríos es el ruibarbo, cuyo tallo, de color violáceo, es comestible y es una opción innovadora para tartas o pasteles dulces. Bajo en calorías, contiene vitamina A, C y Calcio.
Quizás no haya nada más apetecible para el invierno que una sopa. Pueden ser de zanahoria, de cebolla. También son recomendables las sopas de pescado o aquellas proponen una mezcla con otro tipo de verduras, que pueden ingerirse también a la parrilla y que constituirían una alternativa a las ensaladas que componen la dieta durante el verano.
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Además de las sopas, otra opción de cuchara para el invierno suelen ser los potajes y guisos caseros. Desde Mapfre, la especialista en Medicina Intensiva, Eva Ormaechea, recomienda que estos sean a base de legumbres, “pues constituyen una excelente opción en el menú habitual”. Se recomienda cocinar las legumbres con verduras y cereales (arroz) para disminuir el contenido calórico y ser una opción cardiosaludable.
Como recomendación general, Ormaechea sugiere no olvidarse de una correcta hidratación. El agua, los zumos y los caldos vegetales se presentan como la opción más apetecible.