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“No debería existir tanta brecha entre lo que se hace dentro de la escuela con lo que se hace fuera»

ElenaLopez_Braining2Elena López es pedagoga y especialista en desarrollo infantil, además de profesora de la Universidad de Católica de Valencia y ponente hoy en el II Congreso Internacional de Innovación y Creatividad Educativa con la conferencia «El maravilloso mundo de los deberes». Con una huelga de deberes impulsada por asociaciones de madres y padres que no ha hecho más comenzar, Elena López señala la falta de regulación sobre las tareas que los estudiantes deben realizar fuera del horario escolar y la posibilidad de regularlo para evitar abusos, e incide en la importancia de negociar este asunto entre el centro escolar y las familias.

¿Es realmente un exceso la cantidad de deberes que tienen los estudiantes españoles? ¿Cuál sería la situación idónea?

Deberíamos matizar de qué hablamos cuando nos referimos a deberes. Para mí, los deberes son aquellas tareas que se dan en Primaria y Secundaria, obligando al niño a prolongar su jornada escolar más allá de las cinco de la tarde sin posibilidad de tener tiempo libre para realizar otra actividad.

No todos los estudiantes españoles tienen la misma cantidad de deberes. En España esto es algo que no tenemos regulado por ley, por lo que depende del Centro e incluso del maestro. Por supuesto hay algunos niños que tienen una cantidad excesiva que sobrepasa toda lógica y toda finalidad educativa.

La situación ideal sería que se mandasen actividades que no fuesen una prolongación de la jornada escolar, que fomentasen la motivación, ilusión y creatividad. No debemos pensar que fuera de la Escuela no hay aprendizaje.

Es imposible no preguntar por la huelga de deberes impulsada por las asociaciones de madres y padres. ¿Es una huelga necesaria? ¿Son los padres y madres quienes deben encabezar la lucha contra los deberes?

Es una pena tener que llegar a una huelga por esto, pero entiendo el malestar de las familias. Creo que el tema de los deberes es algo que debería haberse planteado hace tiempo por parte de la Comunidad Educativa y no llegar a esta situación. Maestros y pedagogos deberían reflexionar, realizar un estudio profundo sobre la situación, sobre sus consecuencias, sobre si los deberes son o no eficaces y proporcionan mayor calidad a nuestra educación o, por el contrario, no aportan demasiado. Según la OCDE, España es el quinto país con más horas a la semana dedicadas a los deberes y en cambio estamos a mitad tabla en los resultados de PISA.

¿En qué medida esta acción pone en tela de juicio la autoridad de los maestros y hasta qué punto son los docentes responsables de esa sobrecarga en las tareas escolares?

No es positivo que los niños vean una división entre sus maestros y sus padres. Ambos deberían caminar en la misma línea. En las últimas semanas los acontecimientos están cogiendo un matiz delicado y poco responsable por ambas partes. En la redes sociales vemos imágenes, escritos que no solucionan el problema, sino que lo agravan.

Evidentemente el docente es el responsable de los deberes que hay para casa. Sabemos que son demasiado los contenidos que aparecen en el curriculum y esto debería ser algo a revisar, pero tenemos un sistema educativo cíclico, por lo que si algún contenido se queda sin dar un curso, será dado al siguiente. También depende de cómo el maestro gestione el funcionamiento de la clase, evidentemente si quiere realizar todos los ejercicios que aparecen en el libro y además hacerlo de manera escrita, necesitará un tiempo con el que no cuenta.

Cuando prolongamos en el tiempo un mismo trabajo estamos dando paso al cansancio, a la desmotivación, y por tanto al no aprendizaje.

¿De qué forma puede afectar al desarrollo del niño y la familia un exceso en las tareas escolares para casa?

Hay niños que tienen deberes abundantes a diario y esto no les permite poder realizar otro tipo de actividades: pasar tiempo con los padres y hermanos, leer, salir al parque y relacionarse con otros niños, realizar extraescolares atractivas.

Cuando prolongamos en el tiempo un mismo trabajo estamos dando paso al cansancio, a la desmotivación, y por tanto al no aprendizaje. Esto no solo repercute en el niño, también lo hace en la familia que ve el tiempo de su tarde supeditado a lo que el maestro haya mandado o no para casa. Cada familia tiene unas características y pueden darse situaciones negativas generadas por los deberes: bien por una incapacidad de ayuda de los padres al niño o por falta de tiempo.

“Si el niño pasa 6 horas diarias, 300 días al año en la escuela y debemos mandar tareas para casa por falta de tiempo, efectivamente el sistema falla”

Se habla de que los deberes deben desaparecer siempre y cuando sea  mediante un cambio en el sistema. Lo que parece es que falla el modelo pero en qué medida los centros dentro de su autonomía pueden negociar con los padres y madres en este asunto al margen del debate que se merece el sistema educativo global.

Que existe algún tipo de fallo dentro del modelo parece lógico, simplemente si analizamos algunos datos:  si el niño pasa 6 horas diarias, 300 días al año en la escuela y debemos mandar tareas para casa por falta de tiempo, efectivamente el sistema falla. Por lo que desde luego un cambio de sistema sería beneficioso.

Siendo complicado por la diversidad de opinión entre ellos, con el malestar social generado y sin ninguna legislación que lo regule, escuchar a los padres y negociar con ellos es una de las [opciones] más adecuadas. La autonomía de los centros lo permite, y las familias merecen reivindicar con su voz aquello que concierne a la educación de sus hijos.

Se habla del papel de la escuela y también el de las familias. Al final estamos hablando de dos formas de aprendizaje –menos deberes a cambio de otro tipo de actividades- ¿es necesario también un cambio en los núcleos familiares? ¿Cuál según su opinión?

No debería existir tanta brecha entre lo que se hace dentro de la Escuela con lo que se hace fuera. Quizá también es momento de que algunos maestros se replanteasen sus metodologías de aula. En ese sentido me centro solo en el cambio en los docentes y no entro en lo que deberían hacer las familias. Para ser padre o madre no se estudian cuatro años de carrera, ni se requiere un título universitario.

Aunque, es complejo que toda la Comunidad Educativa y todas las familias caminen en el mismo sentido, esa debería ser la meta.

Se habla de cantidad de deberes, de minutos que dedicarle al día. ¿Cree que esas son las unidades de medida para el hecho de aprender?

El aprendizaje más académico cabe en el tiempo de la escuela, que es el lugar donde se encuentran los recursos tanto materiales como personales adecuados para provocar aprendizajes curriculares. No creo que la solución sea poner un tiempo límite si es para continuar haciendo el deber tradicional al que nos estamos refiriendo. Creo que este tipo de deber no aporta al niño demasiado enriquecimiento. Pero si no hay otra solución, evidentemente habrá que regularlo para que no se den casos de abuso como los que estamos viendo.

Aun así usted habla del “maravilloso mundo de los deberes” ¿es ironía o de verdad hay un mundo de los deberes que es maravilloso?

Es totalmente irónico. No hay un mundo maravilloso de deberes si estos están reproduciendo lo que ya se ha hecho durante las seis horas de jornada escolar, no pueden ser maravillosos si el niño los está haciendo desde el cansancio de ver una vez más el mismo tipo de actividad, no puede ser maravilloso si no es atractivo, si no es motivador.

Hay muchos docentes que mandan para casa actividades que sí enriquecen el aprendizaje; actividades que hacen disfrutar; que dan respuesta a la diversidad del aula, a los intereses individuales de cada alumno; y estas actividades, o si queremos las podemos llamar “deberes”, sí son maravillosas.

¿Cómo valora las iniciativas que hay en España que plantean un modelo de aprendizaje y enseñanza diferente?

Muy positivas. No son una novedad. Hace más de cien años, se dieron movimientos pedagógicos donde la Educación era mucho más atractiva de lo que es ahora, basada en el interés del niño, en la participación activa, en la motivación. Movimientos que no tuvieron miedo de utilizar el juego como recurso didáctico: la Escuela Nueva con sus distintos representantes, u otros pedagogos fuera de este movimiento pero que también aportaron grandes verdades educativas, [como] María Montessori, el Padre Manjón. Deberíamos rescatar aquellas metodologías y adaptarlas a la sociedad de hoy. Si se empleasen en la escuela, tal vez,  no habría tanta brecha con lo que el niño vive fuera.

Una previsión de aquí a cinco años.

Pues no quiero ser negativa, pero tal y como vivimos la Educación en este país que cambia de Ley conforme cambia el gobierno, es predecible que, si no se da un pacto educativo en breve, nos mantengamos navegando en la misma deriva. Ojala la Educación reciba el respeto que merece por el bien de nuestros niños, por el bien del futuro y por el bien de nuestra sociedad.

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