La Formación Profesional se está convirtiendo en una alternativa formativa muy atractiva para los jóvenes, ya que cada vez más estudiantes optan por este camino, siendo una herramienta de gran utilidad tanto para prevenir como para contrarrestar el abandono escolar.
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<relacionada slug=»lo-ultimo-en-becas-para-estudiar-fp» posicion=» left» /> Un papel que se pone de manifiesto tanto en los jóvenes que reanudan su formación, así como en aquellos que eligen una segunda opción educativa porque anteriormente abandonaron el sistema educativo o porque quieren cambiar su itinerario. También en los estudiantes que dejaron de estudiar en el segundo ciclo de Secundaria y que para obtener una cualificación se decantan por la Formación Profesional, según se recoge en el último informe realizado por CEDEFOP (Centro Europeo para el Desarrollo de la Formación Profesional).
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Los datos son claros. De entre los jóvenes de edades comprendidas entre los 16 y 34 años de edad que abandonaron la enseñanza secundaria y que posteriormente han obtenido una cualificación de segundo ciclo a través de la FP, el 48,50% abandonó los estudios en el nivel ISCED 3 de la Clasificación Internacional Normalizada de la Educación, equivalente a la etapa final de la ESO, mientras que el 30,67% los dejó en el nivel ISCED 3 y tuvo una cualificación posterior en un nivel ISCED 3 ó 4, equivalente a enseñanzas postobligatorias, a través de la FP.
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Además, es significativo que el 11,40% abandonara su itinerario formativo en el nivel ISCED 3 y consiguiera cualificarse en un nivel ISCED 5 o superior, equivalente a estudios universitarios. Por su parte, tan solo el 9,13% dejó de estudiar en el nivel ISCED 3 y luego logró una cualificación en un nivel ISCED 3 ó 4 a través de la enseñanza general.
El informe refleja que el 51,4% de los jóvenes que abandona el sistema educativo luego cursa estudios de Segundo Ciclo de Secundaria o de Postsecundaria, realizando dos tercios de ellos programas de FP para obtener una cualificación y adquirir experiencia profesional de cara al mercado de trabajo. Una opción de la que destaca que es muy valorada por los jóvenes que quieren una rápida inserción laboral y que no pueden o no desean prescindir de ingresos económicos mientras están estudiando.
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El análisis del CEDEFOP pone de manifiesto también que los países con una elevada incidencia de programas de formación de aprendices tienen tasas de abandono escolar más bajas. Y la razón no es otra que la mayor motivación que sienten los jóvenes al verse implicados en un proceso real y tener una formación más atractiva durante el aprendizaje.
Pese a ello, existen diferencias por países dentro de la Unión Europea. En el caso de España, la tasa de abandono escolar (comparando las tasas de abandono y la matriculación de alumnos en programas de FP de segundo ciclo de secundaria), se sitúa en un nivel medio, al igual que en países como Turquía, Italia o Noruega, estando todos ellos en un promedio de entre el 44% y el 65%.
Además, se da la situación de que España es un país en el que la incidencia de los programas de aprendizaje en la población juvenil es baja, aunque en los últimos años, como en muchos países de la Unión Europea, se ha venido trabajando para impulsar esta formación. No en vano, el reto de la UE recogido en la Estrategia Europa 2020 es reducir la tasa de abandono escolar en el año 2020 por debajo del 10%.
Los datos, hasta el momento, parece que son favorables, puesto que la media europea ha bajado del 17% en el año 2002 al 11,1% en 2014, según Eurostat. No obstante, en el informe se recoge que los países todavía tienen que seguir trabajando en esté ámbito porque sólo 20 estados han adoptado medidas específicas en materia de FP, mientras que 11 países han puesto en marcha algunas medidas que contienen diversos elementos de FP o práctica dirigida a grupos más amplios.
Un motivo por el que en el informe se considera que en el futuro será conveniente avanzar en el diseño de políticas específicas y eficaces de formación en el empleo para continuar frenando y combatiendo el abandono escolar y reducir el coste social y económico que supone.