Andreas Schleicher estudió Física en su país natal, Alemania, y aunque confiesa que ahora no sería un buen físico nuclear por todo lo que ha avanzado la ciencia, aplica sus análisis estadísticos a la educación. Desde hace años dirige la división de Educación y Habilidades de la OCDE, Organización para la Cooperación y el Desarrollo que agrupa a 34 países, entre los que está España. Hace un hueco entre sus conclusiones y viajes por el mundo para ofrecer a aprendemas.com su visión sobre el panorama universitario.
Pregunta.- Los estudiantes españoles acaban de terminar la Selectividad y toca elegir, si no lo saben ya, qué carrera quieren estudiar, ¿qué les diría para acertar con su decisión?
Respuesta.- Está lejos que sea fácil predecir el futuro; los trabajos y los mercados laborales cambian rápidamente. Sin embargo, es una decisión muy crucial en la vida de una persona joven. Como principio general yo diría que siempre es mejor elegir un campo de estudio que combine talento, intereses propios y las ambiciones de uno para tener éxito. Un campo de estudio en el cual el trabajo duro y la pasión puedan combinarse le dará buenas posibilidades de éxito.
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P.- Usted estudió Física en Alemania y luego Matemáticas y Estadística, ¿cómo acabó dedicándose a temas de educación? ¿Qué recuerda de esos años en la universidad? ¿En qué cree que han avanzado los estudios superiores de su época hasta ahora?
R.- Para muchas personas hoy en día no existe una coincidencia clara entre su campo inicial de estudio y lo que realmente hacen en la actualidad. Los físicos y matemáticos aprenden a ver el mundo complejo con un tipo de gafas especiales. Son herramientas que te permiten aprender a comprender el mundo de una manera muy analítica. Yo ya no sería un buen físico nuclear debido a que la base científica ha evolucionado mucho. Pero he sido capaz de llevar a la educación el valor añadido del análisis estadístico y de medida que el campo necesitaba cuando llegué a él.
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P.- Ha venido muchas veces a España a hablar de educación Primaria y Secundaria pero, ¿cómo ve desde fuera la Universidad? ¿Cuáles cree que son sus puntos fuertes y sus puntos débiles?
R.- El sistema de educación superior español se ha expandido dramáticamente en las últimas décadas. Muchos jóvenes tienen ahora la oportunidad de ir a las universidades. Quizá la transformación ha ido demasiado rápido. Las perspectivas de empleo de los graduados universitarios están muy por debajo de las de otros países, por lo que la economía y el mercado laboral no son capaces de proporcionar puestos de trabajo significativos para esas personas. Al mismo tiempo los cursos técnicos todavía están poco desarrollados en España, mientras que el país necesita a esa gente seriamente.
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P.- El Gobierno ha aprobado la reforma universitaria y ha introducido la posibilidad de crear grados de tres años y másteres de dos. Algunos representantes educativos están a favor, pero la gran mayoría de estudiantes en contra, ¿considera que ésta es la mejor manera de equipararse a lo que sucede en otros países europeos? ¿El sistema 3+2 puede ayudar a conseguir la excelencia académica?
R.- Nadie puede negar que el modelo 3+2 ahora se ha convertido en la estructura general de la educación superior en el área de Bolonia y de hecho en la mayoría de las partes del mundo. Donde existe, se ha demostrado en general que es muy adecuado para la trayectoria académica. Permite distinguir claramente entre el grado o cursos a nivel de licenciatura y el graduado más especializado y basado en el nivel de máster. En general, creo que el modelo 3+2 es mucho más adecuado que el modelo antiguo que prevalece en muchos países, independientemente de los estudios.
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P.- Una de las críticas a la reforma es que el precio de los másteres es mucho más alto que el de los grados universitarios, lo que hará que muchos estudiantes no puedan acceder a los estudios de postgrado, ¿habría que ofrecer más becas para los postgrados o existen otras medidas que deberían aprobarse como los préstamos universitarios que existen en otros países?
R.- La financiación de la educación superior, y más específicamente la contribución privada a la misma, es un tema candente en muchos países. Es esencial encontrar un buen equilibrio en la mezcla de la financiación. Pero también creo que hay un montón de buenos argumentos para las tasas académicas y no pedir al contribuyente que financie totalmente la educación superior. No hay una lógica de peso para que las tasas pongan en peligro la igualdad de acceso. Se deben emplear becas y otros mecanismos para que los estudiantes que lo necesiten tengan la misma oportunidad de acceso a la universidad. El argumento a favor de las tasas académicas es más poderoso en los títulos de máster que en los de grado, por lo que tengo entendido de los gobiernos que hacen esa diferenciación.
P.- Ha hablado en muchas ocasiones de la necesidad de contar con profesores motivados y justo uno de los males que afecta a la Universidad española es la endogamia, ya que la mayoría se formaron en el mismo campus en el que luego trabajan, ¿qué papel juegan los docentes en la excelencia universitaria y cómo deberían motivar a los alumnos? ¿Cuál o cuáles serían los métodos para elegir a los profesores más preparados?
R.- Sinceramente, creo que la experiencia fuera de la universidad en la que has estudiado es vital para cualquier académico. El sistema académico rápidamente se está convirtiendo en un sistema global; la ciencia y la investigación se están desarrollando cada vez más en las redes globales. Así, para los académicos jóvenes la movilidad, preferiblemente la movilidad internacional, es vital. Los países que ven mejorar sus sistemas reclutan a sus profesores después de una selección internacional y les preguntan por su experiencia internacional. Invertir más en académicos jóvenes y abrir los procesos de selección son estrategias esenciales si se quiere mejorar la excelencia.
P.- Cada vez se le da más importancia a la presencia de instituciones en los rankings internacionales, quizá no tanto porque los estudiantes se fijen a la hora de elegir una universidad, pero sí de cara a contar con un mayor prestigio, ¿cómo pueden escalar posiciones las universidades españolas? Algunas de menos de 50 años sí que consiguen buenos resultados pero otras veteranas no, ¿deberían ser más flexibles y estar menos burocratizadas?
R.- Ahora mismo Las clasificaciones internacionales tienen un gran impacto en la educación superior. Desafortunadamente, la mayoría de clasificaciones siguen basándose en la reputación, y menos en las medidas reales de calidad en los resultados de enseñanza y aprendizaje. Como ha sido el caso en la investigación, tenemos que desarrollar mejores medidas para estos ámbitos. Eso es lo que la OCDE está llevando a cabo con el proyecto de Evaluación de Aprendizaje de Educación Superior Outcomes (AHELO). En España la situación es muy variada. Algunas de las universidades relativamente jóvenes están alcanzando un gran nivel internacional y coincide con la calidad de algunas de las universidades de prestigio más antiguas. También hay universidades en España que han perdido el tren de la modernización y la internacionalización.
P.- Otro de los objetivos de la Universidad española es ser más atractiva de cara a los estudiantes internacionales, por ello muchas están implantando grados bilingües, etc. ¿Qué más se necesita para ser referente internacional? ¿Qué papel juega el desarrollo de idiomas y de la movilidad?
R.- Las universidades españolas tienen un beneficio enorme con la demanda del idioma español en la educación superior ya que va a crecer muy rápido en los próximos años. Pero las universidades españolas no deben cerrarse a miembros de la comunidad académica mundial que cuentan con el inglés como lengua franca. Ofrecer cursos en inglés es una opción viable, no sólo para atraer estudiantes internacionales, sino también para conectar con el mundo global, para atraer a personal internacional, etc. El idioma en sí mismo no es suficiente para convertirse en una referencia internacional, sino que facilita la integración en redes de alta calidad en la investigación y en la educación. La movilidad de los estudiantes y del personal junto a la provisión multilingüe en casa son dos caras de la moneda de la internacionalización.
P.- El Gobierno español quiere sustituir la actual Prueba de Acceso a la Universidad por un examen tipo test al final de Bachillerato porque la considera una anomalía en comparación con el panorama internacional, ¿cómo lo ve usted? ¿Cree que España juega con ventaja o con desventaja a la hora de acceder a la Universidad?
R.- Desde mi punto de vista el acceso a la educación superior en España todavía está lejos de ser demasiado selectivo. No sé los detalles del nuevo plan y en un contexto internacional hay varias formas de evaluar y seleccionar a los estudiantes, pero en general ponerles a prueba antes de matricularse es una práctica bastante bien aceptada.
P.- Muchos estudiantes que acaban ahora Bachillerato optarán por otros caminos si no les da la nota o bien si no quieren estudiar en la Universidad, ¿qué opina de la Formación Profesional? ¿Y de la Formación Profesional Dual? Desde el Gobierno se dice que es una apuesta pero desde algunos sectores se dice que falta un desarrollo real…
R.- Ciertamente creo que la educación técnica, profesional y vocacional de alta calidad a nivel postsecundaria es una opción muy interesante para un país. Tales programas a menudo satisfacen las demandas reales de la industria y del mercado de trabajo. Como se ha dicho, España no tiene realmente una historia de éxito en el desarrollo de este tipo de educación, mientras que es muy necesaria y ofrece alternativas reales para los jóvenes junto a una educación académica. En cualquier caso, la educación profesional y vocacional necesita de una colaboración estrecha con la industria y el lugar de trabajo. En los llamados sistemas duales esa colaboración va un paso más allá mediante la organización de una parte sustancial de la formación en el lugar de trabajo. En general, la experiencia internacional de este tipo de sistemas es muy positiva.
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P.- Cada día se publican noticias e informes con los estudios que tienen más salidas o con los empleos del futuro, ¿en qué lugar queda la vocación? ¿Hasta qué punto se pueden tener en cuenta esas estadísticas para elegir una carrera sin renunciar a lo que a uno le gusta?
R.- Los análisis de las tendencias actuales del mercado de trabajo no te dan mucha información u orientación sobre cómo serán en tres, cuatro o cinco años. Pero uno puede ver las tendencias generales en el tipo de tareas profesionales que se esperan de la gente en el futuro, que van claramente en la dirección de la innovación, la creatividad, el espíritu empresarial y así sucesivamente. La motivación es claramente parte del proceso de elección de un campo de estudio o de una futura profesión, no hay duda de ello. Su futuro éxito profesional dependerá de unas habilidades especializadas, así como de su pasión y afán de satisfacer sus ambiciones personales y sueños.