El sueño de muchos profesionales, especialmente cuando están recién graduados, es el de conseguir un excelente empleo. Y «excelente empleo» significa, por lo general, un trabajo estable, con buen salario. Pasa el tiempo y la mayoría de esos profesionales no consiguen el empleo de sus sueños, principalmente ahora, cuando lo que predominan son los contratos de prestación de servicios y los servicios temporales, sin garantías de seguridad social.
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Pero incluso muchos de quienes obtienen un buen empleo formal, también se dan cuenta que no era exactamente lo que soñaban. Una buena parte de ellos termina desarrollando labores rutinarias o poco estimulantes y si continúan con su labor es principalmente por la estabilidad que les proporciona, o por miedo a no obtener los mismos ingresos en otro trabajo.
La verdad es que hay grandes mitos en torno al empleo. Quizás hubo una época en la que el estilo de vida de las personas era bastante esquemático y un «buen empleo» respondía a las necesidades de la mayoría. Ahora, que vivimos una época de globalización, de movilidad y mayor dinamismo, es posible que conseguir un empleo no sea la mejor opción para buena parte de los profesionales.
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Estas son dos buenas razones por las que ser empleado puede ser una mala opción.
Vendes el tiempo más valioso de tu vida
La mayoría de los empleos formales se basan en el cumplimiento de una jornada laboral. Hay empresas en las que se ocupan de llenar esa jornada con todo tipo de actividades, a veces secundarias o innecesarias, con tal de que siempre estés ocupado. En otras empresas, no importa estás ocioso durante parte de tu jornada, lo que cuenta es que cumplas con el horario.
Por supuesto que también hay empleos en los que el trabajo es tanto, que la jornada no alcanza. Seguramente han organizado las labores de modo que estás haciendo lo que deberían hacer dos personas. Te están exprimiendo.
Cuando vendes tu fuerza laboral, básicamente estás vendiendo el tiempo de tu vida. No es gratuito que haya tantas familias desechas, tantos profesionales enfermos de estrés y tantas personas decepcionadas en el mundo. El consejo es: no caigas en el grupo de los que dicen «la vida es eso que le ocurre a otros, mientras tú estás trabajando».
Depender de un empleo te pone en situación de riesgo
¿Has conocido a alguien que se «quedó en la calle» por un recorte de personal, en una de esas crisis económicas que hoy se dan allí y mañana acá? De seguro has visto esos casos. Personas que vivían para su trabajo y de la noche a la mañana reciben una indemnización, no demasiado jugosa, a cambio de los años que invirtieron en su labor.
La economía es cada vez más volátil. Ahora hay empresas que nacen y mueren, o tienen transformaciones radicales, con gran facilidad. La experiencia que adquieres en un cargo suele ser bastante limitada y realizar la misma tarea durante diez años, a veces solo trae como consecuencia que quedes descalificado para hacer algo más. Así que si te quedas sin trabajo, te quedas en el limbo. No es nada fácil volver a empezar.
El emprendimiento y el teletrabajo como alternativas
Pero entonces, ¿cuál es la alternativa? Lo recomendable es adoptar una actitud más flexible. El emprendimiento es una respuesta tanto a la falta de empleo, como al riesgo de depender de un solo trabajo. El teletrabajo también es una opción para tener ingresos extra y no estar sujeto a una actividad única. Lo más importante es que siempre recuerdes que antes de ser trabajador eres una persona y como tal, tienes más necesidades aparte de obtener un ingreso.
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